Cambio climático y COVID-19: recomendaciones para el sector empresarial.

El 2020 ha sido un año de grandes sorpresas que nos ha hecho reflexionar a raíz de una de las mayores crisis de la historia: la pandemia de Covid-19. Algunos calcularon unas semanas de “cuarentena” y otros un par de meses, pero hoy día hablamos de años y la pregunta es ¿podemos sacarle provecho a esta situación?
Es frecuente escuchar el impacto positivo de esta crisis en el medio ambiente, en la reducción de emisiones de gases efectos invernadero (GEI), en la reducción de emisiones de carbono (CO2), en la flora y fauna mundial; pero, de igual forma seguimos enfrentándonos a un lado no tan positivo que impacta especialmente a las personas: la crisis económica, con el agravante de que apenas inicia. No es ajeno a nadie que algún vecino, amigo o familiar ha perdido su trabajo y las cifras de desempleo en muchos países han llegado a niveles inimaginables. Otras personas tienen sus contratos laborales suspendidos, así también empresas y profesionales que se han “reinventado”, pero ¿hasta dónde se permitirá? ¿son estos beneficios ambientales reales y permanentes? ¿qué pasará cuando todo pase y la economía mundial haga un gran esfuerzo para recuperarse? ¿lo hará a costa de qué? ¿volveremos atrás o qué podemos hacer para no perder todo lo que hemos ganado?

F02-Tres Tucanes Matt McGrath, corresponsal de medio ambiente de la BBC, indicó: «Ninguna guerra, ninguna recesión, ninguna otra pandemia, ha tenido un impacto tan dramático en las emisiones de CO2 durante el último siglo como el que ha logrado la Covid-19 en pocos meses» (cita en “Coronavirus y cambio climático: por qué la pandemia no es realmente tan buena para el medio ambiente” por Carlos Serrano en
un artículo del BBC News Mundo).1 Un artículo publicado en la revista Science Direct con el título “Pandemia de COVID-19 y contaminación ambiental: ¿una bendición disfrazada?, citó datos de medición satelital de la NASA y la Agencia Espacial Europea que demuestran reducciones de hasta 30% de contaminación en el aire en algunos de los principales epicentros de la enfermedad (Wuhan, China; España, Italia, y Estados Unidos) durante el mes de marzo” (citado en “Reducción de emisiones provocada por la pandemia no es una respuesta sostenible al cambio climático” por Johan Umaña Venegas).2

Vale la pena que nos preparemos para sacarle provecho a esta situación con miras a continuar con los esfuerzos que se venían realizando previamente para disminuir la emisión de GEI, en otras palabras “no debemos bajar la guardia”. Es por esto por lo que las empresas privadas y las industrias deben continuar trabajando para que sus procesos de producción y sus productos sean amigables con el medio ambiente y, en muchos casos, poder tener una marca de “Carbono Neutral”.

En Costa Rica muchas empresas, organizaciones y algunas instituciones se han acogido al sello otorgado por el Ministerio de Ambiente y Energía, a través de la Dirección de Cambio Climático, como parte del Programa País de Carbono Neutralidad y que ha ido aumentando año con año, pero es importante continuar motivando este esfuerzo.
Iniciativas similares existen en diversos países, en México por ejemplo, también es un país que ha venido ejecutando esfuerzos como el Mexico2, que conjuntamente con la Bolsa Mexicana de Valores y embajada británica en México se estableció para servir como plataforma de comercio de bonos verdes y derechos de emisiones de carbono en el país, como parte del esfuerzo del proyecto de Naciones Unidas, conocida como “Neutralidad Climática Ahora”3. Muchas de estas acciones están centradas en el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México, con el fin de promover acciones y políticas en relación al tema.
Todo lo anterior, son esfuerzos realizados como resultado del Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático firmado en el 2015 (en la COP 21), donde los países firmantes y los que han ratificado, se han comprometido a tener como objetivo el hacerle frente a la amenaza del cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura mundial.

Este Acuerdo entró en vigor el 4 de noviembre de 2016, después de que se cumpliera la condición de ratificación por al menos 55 países que representan como mínimo el 55% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Asimismo, el Acuerdo de París exige a todas las partes que hagan todo lo que esté a su alcance por medio de contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC por sus siglas en inglés) y que redoblen sus esfuerzos en los próximos años para lograr el objetivo de dicho Acuerdo y realizar así su aporte global. No obstante, esto sólo se logrará con un compromiso y alta participación de todos: gobiernos, empresa privada (nacional, internacional, multinacional), instituciones públicas, instituciones financieras y, por supuesto, los consumidores.

En la actualidad, se observa -según algunos científicos y estudiosos- una mejoría en el ambiente mundial que genera consecuencias positivas, gracias a la gran disminución del transporte (que es uno de los principales emisores contaminantes) y todo aquello que requiera el uso de combustibles fósiles (energía, cocción, producción industrial, entre otros), pero ¿qué pasará una vez que la economía retome su rumbo? ¿qué pasará cuando las empresas quieran alcanzar, nuevamente, sus metas económicas y recuperar el tiempo perdido? ¿qué pasará cuando las personas retomemos las actividades usuales porque ya no existan restricciones gubernamentales para circular? A raíz de “la nueva normalidad” – lo que trae como consecuencia un aumento en la demanda de emisión de GEI-observaremos un crecimiento en la oferta de vuelos internacionales, las empresas aumentarán horarios para atención y de diversidad de productos, con una ampliación en la oferta que les permita seguir existiendo, y de pronto, llegando a nuevos mercados o nuevos clientes; aumento del transporte público por la reducción de la restricción vehicular en las ciudades, entre otros aspectos que vienen llegando cada día con la apertura que están permitiendo los gobiernos.

También, en lo relativo a la oferta de mecanismos para la reducción de GEI hemos visto aumento, pues existe mayor generación de electricidad con fuentes renovables y se prevé que crezca con mayor fuerza en el futuro, crecimiento de bosques y plantaciones forestales, mayor uso de productos amigables con el ambiente, que como consecuencia permiten un incremento en los mecanismos de reducción de emisiones y que pueden usar las empresas productoras para mitigar sus acciones.

dinero

Las empresas e industrias deben aprovechar este tiempo para comenzar, si no lo han hecho, a establecer procesos que les permitan identificar y cuantificar sus emisiones de gases efecto invernadero e identificar estrategias para lograr una disminución de éstas a nivel interno (eficiencia energética, autoconsumo, reducción de fuentes), o bien acceder a mecanismos de mitigación (certificados de reducción de emisiones o “créditos de carbono”- CERs por sus siglas en inglés; o certificados voluntarios de reducción de emisiones – VERs por sus siglas en inglés) que les permita lograr un equilibrio entre sus fuentes de emisión y sus medidas de reducción, para lograr así una carbono neutralidad.

De igual forma, aprovechar otros mecanismos que pueden tener acceso a algunas plantas de energía renovables, como los Certificados de Generación Renovable (RECs o IRECs, por sus siglas en inglés), que permiten a las empresas productoras comprar el equivalente a su consumo de energía de estas fuentes renovables, pudiendo indicar que sus productos fueron realizados con energía renovable. Ya este mecanismo está activo en casi todos los países de Latinoamérica y el Caribe.
Estos mecanismos (CERs, VERs, RECs, IRECs) no solo pueden apoyar a las empresas productoras a alcanzar sus esfuerzos de carbono neutralidad, sino también que permiten de esta forma que las plantas renovables logren sus metas económicas y apoyar el desarrollo sostenible de los países con la producción de electricidad renovable y, más localmente, el desarrollo económico de las comunidades donde estas plantas están instaladas.
Definitivamente, nos encontramos en el mejor escenario para que las empresas identifiquen plantas renovables y se familiaricen con la disponibilidad de estos mecanismos (en la mayoría de registros la información de las plantas que están registradas es pública) y negociar contratos que les permitan una relación ganar-ganar; o bien, por medio de empresas o profesionales que se dedican a poner en contacto la oferta y la demanda de estos mecanismos y prepararse de esta forma para reto de arrancar su negocio a todo vapor en el futuro, de una forma no solo eficiente, sino también amigable con el ambiente y con estrategias de reducción de emisiones para lograr “productos verdes y sostenibles”.

 


 

Bibliografía: 

1 https://www.bbc.com/mundo/noticias-52596472 

2 https://www.tec.ac.cr/hoyeneltec/2020/07/03/reduccion-emisiones-provocada-pandemia-no-respuesta-sostenible-cambio-climatico 

3 https://unfccc.int/es/climate-action/neutralidad-climatica-ahora 

 

Nota del autor:
– Para acceder al artículo completo sobre el Acuerdo de París: https://unfccc.int/sites/default/files/spanish_paris_agreement.pdf

– Listado de los países que lo han firmado y ratificado: https://treaties.un.org/Pages/ViewDetails.aspx?src=TREATY&mtdsg_no=XXVII-7-d&chapter=27&clang=_en 

 

{{cta(‘90422466-4aab-4490-9f0f-9e5203bf2605′,’justifycenter’)}}

 

 

Entradas recomendadas

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *